La función principal de “whatsapp” es descubrir a todos aquellos que están mal de la puta cabeza.
Voy a intentar que esta entrada sea un poco más larga pero en realidad podría dejarlo aquí porque creo que casi todos estaremos de acuerdo en la primera frase.
“Whatsapp” debería tener algún tipo de microchip que si te conectas más de cincuenta veces en menos de diez minutos para entrar en el perfil de alguien que no te está escribiendo, envíe una señal a la comisaría más cercana a ti para que la policía pueda ir a tu casa a dispararte en las manos.
Sin explicación.
Sonará el timbre de tu casa, abrirás, un policía te pondrá las manos contra la pared, el otro te pegará un tiro en cada mano y se irán.
“Whatsapp” no ha venido para hacernos la vida más fácil.
Ha venido para que vivamos en una psicosis constante.
Cambiar tu foto de perfil hará que algunos te pregunten que porque has cambiado la foto.
Cambiar tu estado hará que algunos te pregunten que porque has cambiado tu estado.
No conectarte hará que algunos te pregunten que porque no te has conectado.
Pero conectarte hará que algunos te pregunten que porque te has conectado.
“Whatsapp” es un campo de minas.
Lo ha inventado un loco.
El inventor de “Whatsapp” vive en una cueva como la de Batman donde tiene miles de pantallas de ordenador y desde allí controla la última hora de conexión de todos los que tiene “Whatsapp”.
Cuando nos llaman de número oculto, es él.
Nos llama porque hace mucho rato que nuestro teléfono no se conecta a “whatsapp” y quiere saber que pasa.
Si descolgáramos escucharíamos a alguien susurrarnos algo en un idioma inventado.
Pero nunca descolgamos.
Porque hemos inventado esa regla de no coger llamadas de números ocultos.
Esa regla nos hace sentir fuertes.
Poderosos.
Nos hace creer que aún tenemos el control.
Por eso he contratado a un loco que está creando una aplicación nueva.
Es algo que meteremos en todos los teléfonos y hará que te llame quién te llame, en un pantalla ponga:
Número oculto.
Sea quién sea.
No lo cogerás porque siempre pondrá número oculto.
Aunque al final acabaras cogiéndolo.
Y le perderás el miedo a las llamadas desde número oculto.
Pero al principio.
Durante uno o dos días.
A lo mejor no coges el teléfono.
Y ese rato.
Aunque sea corto igual te alejas un poco del teléfono y vives un ratito.
Por desgracia, hasta que la aplicación esté terminada, me temo que el loco que inventó “whatsapp” sigue ganando y está haciendo que nos pasen cosas como las que contamos en este nuevo video de “Un día cualquiera”.